Thursday, March 21, 2013

Prosa poética

Charles Baudelaire.

La prosa poética corresponde al segundo tipo de obras y líricas que existen. En ella se pueden encontrar los mismos elementos que en el poema: hablante lírico, actitud lírica, objeto y tema, pero sin los elementos formales (métrica, rima) que caracterizan el verso. (nota:faltan algunas cosas.)

Se distingue del poema por estar escrita en prosa y del cuento o del relato porque su finalidad no es específicamente narrar hechos sino transmitir sentimientos, sensaciones e impresiones.

También se dice que el Corán está escrito en prosa poética, por que es un verso trasmitido de forma lírica oral, y que fue luego codificado en la forma más próxima al lenguaje usado, o sea esto sería en forma de prosa poética.

Su iniciador fue el francés Aloysius Bertrand, que en su libro Gaspard de la nuit introdujo los primeros poemas en prosa a la literatura. Sin embargo, el estilo de Bertrand no obtuvo acogida por parte de los poetas románticos, por lo que pasó desapercibido. Fue el poeta Charles Baudelaire, con su libro El Spleen de París, el que revivió la idea de Bertrand y le dio fama a este tipo de poesía; influyendo luego grandemente a varios poetas simbolistas, entre ellos a Arthur Rimbaud, particularmente en el libro Iluminaciones.

Muchos microrrelatos están potenciados por su carga poética y, en muchos casos, la frontera con la poesía en prosa es difícil de determinar. Es el caso de muchos textos de Julio Cortázar (p/ej. en Historias de cronopios y de famas), o en textos de Antonin Artaud o de Oliverio Girondo, donde el valor poético de las obras predomina sobre la intención de contar.


 http://es.wikipedia.org/wiki/Prosa_po%C3%A9tica

Thursday, March 7, 2013

http://nuevayorkdigital.com/el-primer-amor-a-la-literatura-nunca-se-olvida/?fb_source=pubv1

El (primer) amor… a la literatura, nunca se olvida

Por Alex Delamar
Nuevo libro de Blanca Irene Arbeláez, ilustrado por Marianne Sagbini
Nuevo libro de Blanca Irene Arbeláez, ilustrado por Marianne Sagbini
Blanca Irene Arbeláez, una mujer colombiana que arriesgando su pellejo llegó a Estados Unidos –como tantos otros-, allá por los años 80, buscando también su propio American dream, empieza hoy por hoy a ser reconocida en el mundillo literario nuestro gracias a sus recientes publicaciones: El primer amor nunca se olvida (Alexandria Library y Book Press, 2010-2011); Cómo debemos morir (Book Press NY y Ediciones Artgerust, 2011-2012); Trisagium Mortis (Artgerust, 2013). Mujer bella y trabajadora, no ha dejado nunca de ser una soñadora romántica irremediable, amante de los gatos, la música de los 60, pero, además, de los buenos libros.
Su inclinación por la escritura apareció desde muy joven, allá en adolescencia, al impulso de su admiración por los artistas de aquella época: Camilo Sesto, Nino Bravo, Nilton César, Rafael, Sandro, Charles Aznavour, etc., afición que con el tiempo se fue haciendo necesidad y vocación a través de cartas, poesías y reflexiones que ella fue recopilando por ahí.  Un día, la soledad, el distanciamiento de sus seres queridos y, sobre todo, la nostalgia de su amor imposible de aquellos primeros años la incitaron a recoger todos esos apuntes a manera de diario, como un recuento personal, ejercicio de la memoria que poco a poco fue creciendo y depurándose, tomando cuerpo en páginas que durante 5 años siguió llenando como consuelo en sus horas de hastío y desaliento mientras luchaba por sobrevivir como una emigrante más. Nunca creyó que aquello se convertiría finalmente en su primera novela publicada. Amanda, la protagonista de esa historia, era su propio retrato, aunque literariamente podía ser interpretado bajo otra mirada y, de hecho, debe ser visto más allá de la mera anécdota autobiográfica.
Después de aquel primer libro suyo escrito a trechos y por pura intuición, puro sentimiento, Blanca Irene ya no pudo olvidarse del amor, todavía más perdurable, a la literatura misma. Fue así como le vino ya la idea de dar un testimonio mucho más concreto y directo de sus experiencias , esta vez, acicateada por el dolor que le dejó ver morir de cáncer a su querida madre en un hospital de California. La agonía de aquellos días y el sufrimiento que le tocó ver y compartir a diario en el trabajo que como enfermera asistente en varias instituciones hospitalarias, fue la fuente de inspiración para su segundo libro, Cómo debemos morir, una recopilación de reflexiones propias en torno a la muerte, el dolor, la enfermedad y los cuidados que todos los seres humanos, tarde o temprano, debemos enfrentar y asumir. Allí, Blanca Irene nos entrega de primera mano un documento basado en su experiencia cotidiana, su conocimiento vivido a lo largo de años en torno a la salud, la experiencia del dolor, la prevención y la mejor manera de abordar ese momento crucial del morir propio o de la pérdida de nuestros seres queridos, todo ello con palabras conmovidas y sinceras, sin adornos retóricos, dirigidas a despertar conciencia alrededor de un tema que regularmente eludimos y condenamos al olvido hasta cuando tenemos que experimentarlo en carne propia. Libro difícil y duro que, por supuesto, representa la cara oscura de la moneda que antes parecía tan agradable y romántica.
Luego de esta segunda obra, Blanca Irene nos entrega ahora su tercer libro: Trisagium mortis, una historia donde logra combinar sus dos temas predilectos, el amor y la muerte, aunque con un lenguaje mucho más espontáneo y por momentos, jocoso, irónico, pleno de guiños satíricos.
No es entonces casual la búsqueda que esta colombiana radicada en Nueva York desde los años 80 y 90 ha realizado hasta hoy en procura de sus ideales, de sus sueños. En ella, la escritura da cuenta de su amor por la vida, pero también es una prueba más de lo mejor que los emigrantes pueden aportar a una cultura donde se integran las más diversas experiencias, las memorias, las miradas y los orígenes.
Blanca Irene seguirá trabajando y dando lo mejor de sí a un país, a una ciudad que la acogió generosamente y donde día a día labora, sigue soñando palabras y nuevos libros. Precisamente ahora escribe una próxima novela que llamará Las carangas resucitadas, donde seguramente también aflorarán los recuerdos, el amor, y por supuesto, el humor con el que sabe matizar sus narraciones.
En Blanca Irene tenemos un buen ejemplo de honestidad, creatividad, tenacidad y emprendimiento, cualidades que caracterizan dignamente lo mejor de la población hispano emigrante en los Estados Unidos.

Blanca Irene Arbeláez
Blanca Irene Arbeláez
Marzo de 2013

LAS COSAS QUE NO SE DEBEN HACER EN FACEBOOK





1. Publicar más de diez veces en una hora. Llenas el muro y te vuelves cansón, deja espacio a los demás o nadie te leerá tantas cosas al mismo tiempo.

2. Recuerda: todo lo que publiques refleja tu forma de ser, nivel cultural y calidad de persona que eres. Demuestra la habilidad comunicativa que tienes.

3. Horóscopos: todavía creyendo en esas tonterías? Por favor, estamos en pleno siglo XXI. Hay cosas más importantes que publicar.

4. No te metas en discusiones ideológicas si no dominas el tema.

5. Deja de etiquetar a lo loco, es fastidioso, no seas imponente.

6. Evita expresar tus estados físicos: “tengo hambre, estoy aburrido, me dio sueño, etc”. A quién le puede importar eso?

7. No pidas LIKES para fotos impertinentes o para ganar concursos.

8. Es de muy desagradable el uso de mala ortografía y escribir en mayúsculas o palabras a medias usando la “k”. Escribe bien si fuiste a la escuela.

9. Si llamas enfermo al trabajo, cuidado con lo que publicas en Facebook, mucho menos hables mal de tu jefe.

10. Pedir que pongan por una hora imágenes o textos pidiendo por los niños autistas o personas con cancer. Es demasiado molesto. Eso no va a mejorar la situación.

11. No envíes oraciones en cadena para pedir imposibles, imponer la creencia religiosa resulta desagradable. Mejor vete a la iglesia a rezar.

12. Es muy morboso que pongan fotos de animales muertos o heridos, eso no ayuda a controlar el maltrato animal, denuncia a la policía, no en Facebook.

13. Cuando pongas fotos, trata de que sean bien tomadas, y no repetidas.

14. Basta de enviar invitaciones a juegos, deja eso para los niños. Madure...!

15. Aceptar cualquier contacto para tratar de superar una cifra.

16. Por último, sea cuidadoso con sus comentarios, no hieres los sentimientos de nadie, mejor cállete. Ah, tampoco te robes los comentarios de otras personas para ponerlos como propios, o por lo menos dales el crédito, sé honesto.


Saturday, March 2, 2013

TRISAGIUM MORTIS, tres pasajes al más allá – De BLANCA IRENE ARBELÁEZ



TRISAGIUM MORTIS, tres pasajes al más allá – De BLANCA IRENE ARBELÁEZ
Que un hombre y una mujer se encuentren en el más allá, y que entre ellos surja el amor que antes  -cuando vivían en la tierra-, no pudieron ver realizado, es el comienzo de una historia realmente original. Una historia donde se mezcla el más cotidiano realismo a la más exaltada imaginación. Blanca Irene Arbeláez, escritora colombiana radicada hace años en Nueva York, nos entrega esta vez, una obra ya característica en ella en relación con el tema siempre difícil de la muerte en la que sin embargo, ya no se trata del análisis pormenorizado de esta experiencia desde el punto de vista clínico o científico como lo hizo en su obra anterior, Cómo debemos morir,  sino también desde lo fantástico, lo imaginario puro y aún lo filosófico. A través de un lenguaje en principio sumamente claro y sencillo, Blanca Irene logra introducirnos en una atmósfera de misterio, y a veces de nostalgias románticas con indudable fuerza y ascendencia sobre el lector. La autora, valiéndose de los recursos tradicionales del buen narrar, incluso emparentándose con las grandes historias clásicas de la humanidad, como aquellas que nos hablan de los viajes al inframundo, desde Virgilio a Dante Alighieri, Cervantes o Swift hasta el mismo Juan Rulfo, logra transmitir con verosimilitud y gracia las incidencias de un ascenso al cielo y luego, las aventuras de un descenso a los infiernos, como quien nos cuenta un sueño del cual no se ha despertado completamente. Un argumento muy atractivo pero también no exento de desafíos cuando lo que está diciéndonos, precisamente, se sitúa en el ámbito de lo inverificable, lo onírico, lo puramente fantástico a lo largo de las 170 páginas que esta bella edición de la editorial española Argerust nos presenta.
TRISAGIUM MORTIS es un título llamativo y convenientemente lóbrego incluso que de entrada, suscita gran impresión, la misma que no obstante, vamos empezando a aligerar a medida que leemos disfrutando de los apuntes graciosos que por momentos los personajes van intercambiando entre sí, y las inesperadas situaciones que atraviesan. Hay en este libro una atmósfera agradable, pese a desarrollarse en lugares insólitos, que nos recuerda mucho cierta literatura tradicional que antes se motejó de costumbrista, por lo que tiene de remembranza, de evocación y, sobre todo, de usos del lenguaje vernáculo. No obstante, la obra supera el esquematismo fácil y podemos apreciarla también en muchos otros aspectos.
TRISAGIUM MORTIS es un libro que se disfruta fácil y se lee de una sentada, pero que nos  permite ir un poco más adentro, y nos invita a examinar nuestra propia conciencia respecto a conceptos, ideas, mitos y posiciones morales heredadas, inclusive revisarnos, sin entrar necesariamente en polémicas religiosas, políticas o ideológicas,  frente a conceptos como el de la culpa, el castigo, la moral, la prohibición, la venganza, la justicia, la corrupción, el perdón, etc. Es el lector quien finalmente sabrá juzgar para sí lo que TRISAGIUM MORTIS puede o no dejarle después de una lectura por lo menos sí deliciosa, irreverente, y a veces, matizada por la poesía y la reflexión profunda.
***
Bruno Salomón
Marzo/2013