Navegando y navegando, crucé el océano en busca de un puerto donde anclar, sentía mi cuerpo desvanecerse ante la incertidumbre del amor perdido, sólo quedaban recuerdos: un beso, una noche sin consumarse; pero como una luz lejana, brisas del pasado me traían nuevas esperanzas, aquello tan añorado, volvía a mi vida.
Tuesday, January 17, 2012
CÓMO DEBEMOS MORIR
Presentando el libro Cómo debemos morir en la librería Barco de papel en New York, diciciembre 1ro. 2011
UN DÍA GRIS
Se apodera de mí el desconsuelo,
me invade una vaga tristeza,
de repente no quiero ni soñar,
me limito solo a respirar,
se abre ante mis ojos un abismo
el día se torna gris y frío
no hay esperanza ni optimismo,
siento ajeno, aquello que creía mío.
Monday, January 16, 2012
ESE BESO FUE TESTIGO
"Este beso fue testigo
de ese que si amor no fue,
ningún otro amor sería...
de ese que si amor no fue,
ningún otro amor sería...
Este beso fue testigo
de cuando te diste mía:
de cuando te diste mía:
el día ya no lo sé;
sí lo sé, mas no lo digo.
Este beso fue testigo.
...
...
- Leon de Greiff- P.A. Estrada-
TODO PACIENTE TIENE DERECHO A SABER LA VERDAD
Todo paciente tiene derecho a estar informado acerca de su diagnóstico y el tratamiento de su enfermedad en términos que sean comprensibles, o sea un lenguaje sencillo.
Puede decidir, bajo el criterio, libertad y responsabilidad del paciente, de su propio cuerpo y de la vida que le anima, pudiendo elegir libremente y con amparo legal que proteja el consentimiento otorgado expresamente, el momento y los medios adecuados para poder morir de forma dulce y sin sufrimiento. Para hacer posible la información, es preciso hacer un documento legal de la última voluntad, donde establezca por escrito, documento conocido también como testamento vital.
Aunque el paciente no quiera recibir ningún tratamiento, y que está en todo su derecho de rechazarlo, es quien tiene la última palabra. Pero seguirá recibiendo atención y cuidados para evitarle sufrimientos.
Recibirá asistencia médica y psicosocial específica y adecuada para poder afrontar el estado de gravedad , que es lo que llamamos “cuidados paliativos”, se debe respetar siempre lo que la persona haya declarado en el documento, en el deseo de lograr su alivio para el dolor, mediante ayuda médica, cuando aun recibiendo los cuidados paliativos, sea insoportable el sufrimiento, según el concepto del paciente. Como parte del tratamiento integrado, se debe otorgar la ayuda espiritual de pastores o sacerdotes, dependiendo de la religión que tenga. El personal médico provee los cuidados médicos, elegidos por el paciente en unión a la familia, excepto cuando vayan en contra de la ética profesional.
CÓMO DEBEMOS MORIR
(Dibujo diseñado por Jennifer Bauman)
Cuando las funciones biológicas terminan su ciclo, también acaba la vida de nuestro cuerpo. Al igual que de la educación sexual, hasta hace unos años era casi un tabú hablar sobre la muerte.
Sin embargo, en nuestro tiempo, es cada vez más natural y práctico asumir el tema con todo lo que significa, sin eludir las realidades que tarde o temprano debemos afrontar. Se vive cada instante pero la totalidad de la existencia puede disolverse en unos segundos. Mas de igual manera, podemos hacer que ese instante final nos llegue menos como accidente que como consecuencia de un devenir, de un proceso natural en el cual la vida haya podido alcanzar su mayor plenitud.
Todos los seres humanos tenemos organismos acondicionados para que funcionen de modo más o menos igual, pero el metabolismo de cada individuo es lo que hace la diferencia, pues como ya se ha comprobado científicamente son nuestros genes y su código los que determinan todos los procesos químicos en la transformación de la energía de los alimentos para que actúen de forma diversa. Hay factores que también modifican el metabolismo: la edad, el estrés, el trabajo físico desgastante y el clima frío (que lo aceleran); el sueño, el ejercicio y el ambiente sanos (que lo regula); aunque los órganos que más influyen sobre él son la glándula tiroides y el hígado, por la importancia decisiva de las funciones bioquímicas que realizan.
Cuando hay equilibrio entre el cuerpo humano y estos factores, hay salud; lo contrario nos llevará siempre a un estado permanente de enfermedad (enfermedad como manifestación de la desarmonía interior del cuerpo y su entorno) y aun a la muerte misma.
Sin embargo, en nuestro tiempo, es cada vez más natural y práctico asumir el tema con todo lo que significa, sin eludir las realidades que tarde o temprano debemos afrontar. Se vive cada instante pero la totalidad de la existencia puede disolverse en unos segundos. Mas de igual manera, podemos hacer que ese instante final nos llegue menos como accidente que como consecuencia de un devenir, de un proceso natural en el cual la vida haya podido alcanzar su mayor plenitud.
Todos los seres humanos tenemos organismos acondicionados para que funcionen de modo más o menos igual, pero el metabolismo de cada individuo es lo que hace la diferencia, pues como ya se ha comprobado científicamente son nuestros genes y su código los que determinan todos los procesos químicos en la transformación de la energía de los alimentos para que actúen de forma diversa. Hay factores que también modifican el metabolismo: la edad, el estrés, el trabajo físico desgastante y el clima frío (que lo aceleran); el sueño, el ejercicio y el ambiente sanos (que lo regula); aunque los órganos que más influyen sobre él son la glándula tiroides y el hígado, por la importancia decisiva de las funciones bioquímicas que realizan.
Cuando hay equilibrio entre el cuerpo humano y estos factores, hay salud; lo contrario nos llevará siempre a un estado permanente de enfermedad (enfermedad como manifestación de la desarmonía interior del cuerpo y su entorno) y aun a la muerte misma.
Prepararse para vivir lo más sano posible no es tan difícil si se lleva una alimentación balanceada y se duerme las horas suficientes. Asegurarnos por lo menos de llevar una vida normal sin mayores consecuencias o complicaciones con el paso de los años depende básicamente de nosotros mismos porque la mayoría de las veces somos responsables de nuestra salud por lo que comemos. No hay que olvidar nunca lo que dijo Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”. No hay frase más sabia y práctica. (...)
CUANDO ME VAYA
Camino sobre madejas de tiempo
y los hilos del destino guían mis pasos débiles
al punto desconocido donde los ángeles
me esperan con coronas de flores.
Cuando me vaya de este espacio,
dejaré como testamento mis risas y mis palabras
a ti que fuiste la razón de mi vida.
Dejaré marcado en tus labios y en tu piel
mis besos y caricias que nadie borrará.
Cuando me vaya no querré oír los ríos crujir,
no enjuagues tus mejillas con tus saladas lágrimas,
no me obligues a salir de mi morada oscura
a consolar tu dolido corazón...
Recuérdame como ahora, amorosa
tierna y seductora; siempre estaré contigo
aunque cuando me vaya, un pedazo de tu vida
se irá conmigo.
y los hilos del destino guían mis pasos débiles
al punto desconocido donde los ángeles
me esperan con coronas de flores.
Cuando me vaya de este espacio,
dejaré como testamento mis risas y mis palabras
a ti que fuiste la razón de mi vida.
Dejaré marcado en tus labios y en tu piel
mis besos y caricias que nadie borrará.
Cuando me vaya no querré oír los ríos crujir,
no enjuagues tus mejillas con tus saladas lágrimas,
no me obligues a salir de mi morada oscura
a consolar tu dolido corazón...
Recuérdame como ahora, amorosa
tierna y seductora; siempre estaré contigo
aunque cuando me vaya, un pedazo de tu vida
se irá conmigo.
CÓMO DEBEMOS MORIR, UN LIBRO PARA VIVIR
Blanca Irene Arbeláez, escritora colombiana, autora de El primer amor nunca se olvida (novela), nos entrega ahora una obra totalmente distinta temáticamente, aunque no exenta de gracia narrativa, cuyo título: Cómo debemos morir impacta de entrada y nos confronta. Sin embargo, al comenzar a leerla nos damos cuenta de que se trata de una valiosa reflexión y un valiente recuento en torno de las experiencias que a lo largo del tiempo esta autora ha vivido de cerca, no sólo en lo personal sino en lo profesional como trabajadora en el área de la salud. Las visiones que ella va describiendo en estas páginas en torno a la muerte, el dolor, la enfermedad, la agonía, los llamados “cuidados intensivos”, el sentimiento de pérdida por parte de los seres queridos, la soledad, el abandono, la indiferencia humana, el envejecimiento, etc., hacen de este libro una obra ciertamente necesaria para todas las personas que tarde o temprano tenemos que enfrentarnos a estas experiencias. De alguna manera su lectura realista y abierta nos prepara, nos hace más conscientes de lo que dichas vivencias representan en el contexto de la vida en general, enseñándonos a valorarla aún más y a cuidarla en lo posible en términos de calidad humana. Cómo debemos morir va más allá de ser un simple manual de medicina preventiva, como los hay tantos, puesto que está acompañado siempre por el sentimiento, la sensibilidad que esta mujer logra transmitirnos en sus palabras siempre que describe, expone, recuenta los pormenores del sufrimiento o de cualesquiera de las situaciones extremas a las que el ser humano se ve expuesto. Cómo debemos morir es entonces un libro que a la larga nos da también la clave de Cómo debemos vivir, puesto que la vida y la muerte son las dimensiones inseparables de nuestro destino y a la postre, recordarlo y sentirlo sin tapujos nos reconcilia con la realidad íntima de nuestro ser en el mundo.
(Bruno Salomón)
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