Navegando y navegando, crucé el océano en busca de un puerto donde anclar, sentía mi cuerpo desvanecerse ante la incertidumbre del amor perdido, sólo quedaban recuerdos: un beso, una noche sin consumarse; pero como una luz lejana, brisas del pasado me traían nuevas esperanzas, aquello tan añorado, volvía a mi vida.
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